Protect Me From What I Want (Fragmentary) Material For Considering the Otherness of Desire
Fernando Castro Flórez
“Las esculturas y dibujos de Natuka Honrubia plantean una inquietante serie de imágenes de la corporalidad, en la estela de la subjetividad «adelgazada» de Giacometti o Germanine Richier, pero también en relación con las prótesis poéticas o terribles de Rebecca Horn. Si en una escultura una mano ofrece una especie de trompo, dejando una sensación de ternura o incluso un anhelo de comunicación con el otro, en los dibujos domina una atmósfera y gestualidad terrible, como si arrancara esas visiones de las más turbias pesadillas, en un particular descenso a los infiernos. Aquí toda la anatomía corresponde a mujeres delgadas o, para ser más preciso, esqueléticas, espectrales: «Alas y bozales, aguijones y ruedas, brazos y colas, manos y piernas, trampolines y escaleras van ajustando sus formales discordancias para encarnar artefactos de toda especie, grotescos y estremecedores». Si construye un carrito infantil el cuerpo que lo ocupa tiene unas proporciones monstruosas, si presenta un caballo-balancín éste va unido a un elemento punzante, como queda explicitado en la escultura que parece una cola diabólica. Estas obras traen a la memoria, inmediatamente, los objetos tremendos que empleaban los hermanos gemelos de Inseparables, la inquietante película de David Cronenberg. No hay ninguna metafísica en las mutilaciones corporales que esculpe Natuka Honrubia, en esos fragmentos que arrojan sombras que radicalizan el pánico. Ese fondo traumático que recorre la obra de Louise Bourgeois, reaparece en el muñeco de trapo, alargado, caído por tierra que Natuka ha «inmovilizado» con unas cintas como si fuera un emblema de la locura. Estas estatuas, por aún pueden calificarse de este modo, están volcadas hacia un intercambio alterado en el que puede llegar a nombrarse el momento de la muerte. Esta creadora, con una energía extraordinaria, nombra la herida, el sufrimiento, como si estuviera convocando la cargante atmósfera del hospital. Juan Lagardera ha recordado que, en una visita al estudio de Natuka Honrubia, ésta desvelaba, principalmente, las razones emotivas que le habían empujado a ellas, desde el miedo la muerte hasta la desaparición de un ser querido, la incomunicación, la infancia como tristeza o el recuerdo de las desgarraduras producidas en el aprendizaje. Lo trágico puede estar unido a la furia sexual, como en la obra del brazo con vagina dentada, mientras en Especulum (2001) unos dedos parecen componer la mandíbula de un animal en una especie de horrenda metamorfosis y el humor negro domina la contundente obra titulada Para lavativas (2001). El sujeto infantil ha sido absorbido por un dedal, en una imagen que remite tanto al tejerse de los relatos cuando a la localización «normativa» de la mujer, mientras los dibujos que gritan y esculturas, como Awaiting to be dressed (2000), cercana a los planteamientos de Kiki Smith, esas piernas dentadas en las articulaciones, encarnan lo siniestro (lo cotidiano devenido extraño): la mano que ofrecía el juego termina por multiplicarse en Autofagia (2000) en infinidad de dedos que tocan o se dirigen hacia el abismo de lo monstruoso.
Bataille considera que la dialéctica de trasgresión y prohibición es la condición y aún la esencia del erotismo. Campo de la violencia, lo que acaece en el erotismo es la disolución, la destrucción del ser cerrado que es el estado normal del participante en el juego. Una de las formas de la violencia extrema es la desnudez que es un paradójico estado de comunicación o, mejor, un desgarramiento del ser, una ceremonia patética en la que se produce el paso de la humanidad a la animalidad. Ante la desnudez, Bataille experimenta un sentimiento sagrado, en el que se mezclan fascinación y espanto, en él surge la equivalencia con el acto de matar o, para ser más preciso, la inminencia del sacrificio.
Freud tenía claro que la perversión no es subversiva, es más, el inconsciente no es accesible a través de ella. La exteriorización, casi obscena, del perverso hace, simultánea mente, las fantasías se amplíen y el inconsciente se pierda. Acaso hay en estás ideas una mitología, implícita, del inconsciente como velo. «El perverso, con su certidumbre acerca de lo que procura goce, esconde la brecha, la “cuestión quemante”, la piedra en el camino, que es el núcleo del inconsciente». Zizek sostiene que, en la era de «declinación del Edipo», en la que la subjetividad paradigmática ya no es la del sujeto integrado en la ley paterna mediante la castración simbólica, sino la del sujeto «perverso polimorfo» que obedece al mandato superyoico de gozos, tenemos que histerizar al sujeto, esto es, recuperar aquel campo de batalla entre los deseos secretos y las prohibiciones simbólicas. En esta voluntad, extraña, de inculcar la falta (junto a la ambigua fascinación respecto de la herida), reaparecería no sólo la sexualización cuanto una modulación de aquello que Kant denominara sentimiento sublime (aquella mezcla de placer y repugnancia o terror). Pero puede que entonces ese Otro de la histeria quede investido de los arcaicos fulgores de lo numinoso.”
- Ese espacio no es ningún espacio, ese lugar no es ningún lugar. Es la raya de los mapas, la tierra de nadie entre dos fronteras, el sitio donde no hay policías ni estaciones, porque las obras de Natuka Honrubia nos vuelven hacia adentro de nosotros mismos, te hablan a ti de ti, a mide mí, pero en lo que tenemos en común, nos citan; nos emplazan hacia el futuro, demorando ese encuentro entre nuestros dos ‘yo’ (el del mío con el mío, el del tuyo con el tuyo, el del tuyo con el mío), evidenciando el hiato. Pero también nos citan en un segundo sentido, comentando nuestra propia vida, nuestra condición como seres humanos volcados hacia ese instante irremisible, porque nos hablan de nuestra muerte, son sus siluetas, fantasmas de la invalidez permanente como condición existencial» (Pastor, M.: «Zona de tránsito» en Natuka Honrubia. Devenir. Espai d‘Art A. Lambert, Jávea 1996.
- Sillas de ruedas, camas, prótesis. A partir de estos elementos, yen su primera exposición individual, la joven escultora Natuka Honrubia (Valencia, 1971) ha realizado una personal lectura sobre el dolor, el padecimiento y la posterior huida, para la cual se centra temáticamente en las limitaciones corporales de aquellos seres humanos impedidos al pleno movimiento, recreando la atmósfera de un recinto sanitario cuyos artilugios aparecen como el sucedáneo práctico a la minusvalía del cuerpo herido» (Cfr. Parra-Duhalde: «La estilización escultórica del sufrimiento. Natuka Honrubia» en Posdata, Levante, n. 141, 10 de mayo de 1996, p. 6).
- Maite Beguiristain ha señalado la presencia de esa furia sexual en las obras de Natuka Honrubia: «Sus materiales no son desagradables en sí, pero Lo son sus formas, tanto Las vulvas dentadas que parecen arrastrar al final de su cola una especie de mosquito gigante galáctico y denteroso, como esas figuras tremendamente deformadas, entre bicho y humano, entre felación y parto» (Texto de Maite Beguiristain en Partida de Damas. Museo de Bellas Artes, Valencia 1998, p. 37).
- «La acción decisiva es ponerse desnudos. La desnudez se opone al estado cerrado, es decir al estado de existencia discontinua. Es un estado de comunicación que revela la busca de una continuidad posible del ser más allá de un replegamiento sobre sí. Los cuadros se abren a la continuidad por esos conductos secretos que nos dan eL sentimiento de la obscenidad. La obscenidad significa el trastorno que desarregla un estado de Los cuerpos conforme a la posesión de sí, a la posesión de la individualidad duradera y afirmada.» (Bataille, G.: El erotismo. Ed. Tusquets, Barcelona 1985, p. 31).
- Zizek, S: El espinoso sujeto. El centro ausente de la antología política. Paidos, Buenos Aires, 2001. p.264.
- «Todos los significados médicos, zoológicos, gramáticos y litersrios han sido contestados por los feminismos modernos (Haraway, D: "Género para un diccionario marxista: la política sexual de una palabra en Ciencia, cyborg y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Cátedra, Madrid, 1995, p.220).
- CASTRO FLÓREZ, Fernando: “Protegéis-me del que vull. Materials (fragmentaris) per a pensar l’alteritat del desig” / “Protégeme de lo que quiero. Materiales (fragmentarios) para pensar la alteridad del deseo” / “Protect me from what I want. (Fragmentary) Materials for considering the otherness of desire”, en Assujetisement: Consuelo Calvete, Natuka Honrubia, Mau Monleón. Generalitat Valenciana, 2002. (P.P.: 198 (págs. 2-71 (págs. 2-70 (valenciano (páginas pares) / págs. 3-71 (castellano (páginas impares)) / págs. 155-181 (inglés)) (N.H.: págs. 20, 22, 24 (valenciano) / págs. 19, 21, 25 (castellano) / págs. 160-161 (inglés)). I.S.B.N.: 84-482-3048-5 / D.L.: V-967-2002 (Catálogo)